domingo, 23 de diciembre de 2012

Monasterio de Santo Toribio de Liébana.

El Monasterio y Santuario de Santo Toribio de Liébana, en Cantabria, santo y seña del cristianismo, cobija el Lignum Crucis. Descripción, fotos y vídeo del mismo.


El origen de este emblemático monasterio franciscano, ubicado en el municipio de Camaleño, en Cantabria, en la ladera del monte de la Viorna no esta perfectamente determinada, aunque su fundación se lleva al siglo VI, realizada por el obispo Toribio de Palencia, que lo hizo bajo la advocación de San Martín de Turieno, su primer nombre, siendo considerado de los primeros de España, fechando estando en vida San Benito. Y parte de ese oscurantismo lo favorece una leyenda sobre la fundación del monasterio que dice: “… Habiendo encontrado el santo fundador, Toribio de Palencia, resistencia en los lebaniegos para que lo ayudaran a construir la primera iglesia del monasterio, se retiró abatido a los bosques cercanos, Mientras deambulaba sumido en meditaciones, topó con la feroz lucha entre un buey y un oso. Se acercó a ellos y con solo la palabra logró el milagro de amansar su ferocidad y ganar la voluntad de las bestias, que consintieron en unirse para acarrear la piedra con que levantar el sagrado recinto”.









Dos siglos más tarde, Alfonso I de Asturias, el Católico,  que reinó entre los años 739 y 757, repobló la Liébana en la expansión del reino desde Cangas de Onís y con ello el Monasterio vivió una época de auge al colocarse bajo su tutela muchas de las poblaciones repobladas.
Es entonces cuando vive en el monasterio, del que es abad,  el monje Beato de Liébana, que dedico su vida a las letras y los estudios, especialmente de las Sagradas Escrituras y fue aquí dónde escribió e ilustro, hacía el 776, sus “Comentarios al Apocalipsis”, son 12 códices, también llamados Beatos, ilustrados con miniaturas de gran belleza y valor que explican el complejo y hermético Apocalipsis de San Juan, último libro de las Sagradas Escrituras, el ”Apologético” y el himno a Santiago, llamado “O Dei Verbum”. Asimismo fue el creador de la primera escuela de dibujo y miniado español. También desde aquí, el Beato de Liébana mantuvo con el obispo Elipando de Toledo sus disputas teológicas sobre la teoría adepcionista de este obispo mozárabe y desde aquí influyo de manera decisiva en la corte asturiana y fu fundamental para conseguir sustituir a Toledo como foco del cristianismo.




Homenaje a San Beato y Santos de Liébana, en el año Santo 1972-73. Obra de los Hermanos Gómez Cuetara.





Es muy probable que fuera durante este mismo siglo VIII cuando llegó al monasterio la reliquia de la Vera Cruz. Según la tradición, ésta había sido traída, en el siglo V, desde Jerusalén hasta Astorga por su obispo Toribio, pero la ocupación islámica de las tierras meseteñas debió de aconsejar el traslado de la reliquia a las tierras de Liébana, resguardadas entre sus altas cumbres. Hay quien opina que la reliquia no llegó a Liébana hasta finales del siglo IX o comienzos del X, cuando se trasladaron al monasterio los restos mortales de Santo Toribio, el obispo de Astorga, frecuentemente confundido con el Toribio, de Palencia, fundador del original núcleo monacal. Siendo la primera referencia datada del Monasterio, bajo la advocación de Santo Toribio, de 1125.








El Monasterio fue originalmente una posesión real, pero fue donado por Alfonso VIII (1155-1214) a los condes Don Gómez y Doña Emilia, los cuales lo entregaron al Monasterio de San Salvador de Oña (Burgos), junto con otras propiedades en Liébana y en provincias vecinas. En el siglo XVII el monasterio fue ampliado a instancias del arzobispo de Santa Fe de Bogotá, Francisco de Otero y Cossío, levantándose  junto a la iglesia gótica, la capilla barroca que guarda el Lignum Crucis. En 1837  la comunidad monástica tuvo que abandonar forzosamente el monasterio tras la desamortización eclesiástica de sus bienes, pero fue refundado en 1961, pasando a depender de la orden de los franciscanos, después de iniciarse su restauración en 1957. En 1953 fue declarado Monumento Nacional.








De las construcciones que configuran el actual monasterio de Santo Toribio de Liébana, tan solo merecen cierta atención la iglesia y la capilla del Lignum Crucis. La iglesia,  cuya construcción se inició en 1265, se levantó sobre los restos de un cenobio anterior, probablemente mozárabe. Es una obra de transición del románico al gótico,  sencilla que ha sufrido varias restauraciones, que sigue las directrices del  gótico monástico de influencia cisterciense, con la claridad de líneas y de espacios y la sobriedad decorativa que caracteriza a dicha arquitectura. Tiene planta rectangular, que proporciona un espacio diáfano, con tres naves y una torre prismática al pie de la central, más ancha, y tres ábsides poligonales, el primero decorado por un moderno icono de la crucifixión, el derecho contiene una imagen de Santa María de los Ángeles del siglo XVI y el de la izquierda una talla de Santo Toribio de Astorga del siglo XIV.








En el exterior, lo más destacable son las dos puertas del muro sur, de estilo románico y posiblemente anterior al interior del edificio, de ellas, la más pequeña, que es también la más antigua, es conocida como puerta del Perdón y tan solo se abre en cada año Santo Jubilar, que se celebra cuando el día de Santo Toribio coincide en domingo, para recibir a los peregrinos.









El claustro se terminó de completar en el siglo XVII, actualmente recoge una exposición en forma de miniaturas de los códices medievales del “Comentario del Apocalipsis”. La cúpula presenta un gran trabajo de cantería con una gran labra y una decoración profusa de guirnaldas, amorcillos y una representación de los evangelistas. En las hornacinas de la iglesia se pueden ver diferentes esculturas de apóstoles y santos.







La capilla del Lignum Crucis, en el muro norte de la iglesia, es una obra de estilo barroca abovedada, diseñada en 1705 por Pedro Martínez de Cardeña,  en la que sobresale la bella cúpula octogonal y el templete que cobija la cruz de plata en la que se guardan los dos trozos de madera, que configuran la reliquia de la Vera Cruz.
En ella también se encuentra la efigie del fundador de la capilla, Francisco Gómez de Otero y Cossío (1610-1714), natural de Turieno (Cantabria) inquisidor de Madrid y arzobispo de Santa Fe de Bogotá, quien ordeno levantar la misma como copia de una de las capillas de la catedral de la ciudad colombiana.








En torno al monasterio y diseminadas por el monte de la Viorna, se encuentran los restos de numerosas ermitas que dependieron del primitivo cenobio. Entre ellas destaca la Cueva Santa, de estilo prerrománica y semirrupestre, donde se dice que oraba santo Toribio; las ruinas del santuario de Santa Catalina dispone de una pequeña espadaña románica de finales del siglo XII; la ermita de San Miguel, del siglo XIII, que se localiza al norte del monasterio y la ermita de San Juan de la Casería del siglo XVI, completando el conjunto las ermitas de San Pedro y de Santa María de los Ángeles.




En el alto, los restos del santuario de Santa Catalina.




Sin embargo la importancia de este monasterio no viene dado por su arquitectura y entorno, sino por contener el mismo, las reliquias ya mencionadas de la Vera Cruz, el Lignum Crucis, el trozo de la cruz dónde murió Jesucristo más grande que aún perdura según la Iglesia Católica. Con unas medidas de 635 milímetros de palo vertical y 393 milímetros el travesaño, con un grosor de 40 milímetros,  está cerrada dentro de un relicario en forma de cruz de plata dorada, con cabos flordelisados, de tradición gótica, realizada en un taller vallisoletano en 1679. Un análisis científico de la madera de este trozo, realizado en 1958, determinó que "la especie botánica de la madera es Cupressus Sempervivens, tratándose de una madera extraordinariamente vieja y que nada se opone a que alcance la edad pretendida, de más de 2000 años".








La veneración de la Cruz, motiva que en el 23 de septiembre de 1512, el papa Julio otorga, mediante bula, el privilegio de celebración del Año Jubilar Lebaniego, lo que hace del monasterio un importante centro de peregrinación, siendo uno de los lugares santos más importante del catolicismo romano y de la cristiandad junto a otros como Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela, Caravaca de la Cruz y Asís. El año jubilar comienza el año en el que la festividad de Santo Toribio, el 16 de abril, coincide en domingo. En 1967 el papa Pablo VI amplía el plazo para ganar el jubileo durante un año, siendo el próximo en celebrarse en el año 2017.
Este año de 2012, se celebro la Conmemoración Jubilar Lebaniega, espacio de tiempo intermedio entre el último Año Santo, que se celebró el año 2006 y el próximo Jubileo que se celebrará el año 2017, y que abarco desde el 15 de abril al 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.
Cabe destacar también la Cofradía de la Santa Cruz, creada en 1181 por los obispos de Oviedo, León, Palencia y Burgos, para resurgir el monasterio que se encontraba en un período de crisis. Se denominó en un primer momento Cofradía de Santo Toribio pero cuando se instaura el jubileo pasa a denominarse Cofradía de la Santa Cruz, celebrando el 3 de mayo su fiesta.




  



MÁS INFORMACIÓN.

Video del conjunto que forma el Monasterio.





“Laudatio de aclamación del misterio de la Santa Cruz: Salve, altar precioso. Salve, árbol florido. Salve, madero del que brota la vida. Salve, madero donde el hombre vuelve a ser libre. Salve, jardín del Hijo del Padre. Salve, columna elegida. Salve, lámpara del universo. Salve, luz de las estrellas. Salve, muro indestructible. Salve, puerta del paraíso. Salve, auxilio de los pecadores. Salve, árbol hermoso donde se recogen los frutos mejores. Salve, roca sobre la que se construye la Iglesia”.

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