jueves, 24 de mayo de 2012

Ripios a la Cofradía Doña Gontrodo, de Pilar Sánchez Vicente.

La escritora  Pilar Sánchez Vicente, ha sido la primera Cofrade de Honor, de la Cofradía Doña Gontrodo, y a ellas les dedicó unos preciosos ripios, en el momento de recoger el galardón, que aquí ser reproducen.


Pilar nació en Gijón en 1961, es licenciada en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo, forma parte del cuerpo de la Administración asturiana, actividad profesional que comparte con su gran pasión, la escritura. Es autora de diferentes publicaciones sobre documentación y turismo, y fue también guionista y presentadora de varios programas de televisión.
Es autora de cuatro libros, y excepto el primero de ellos “Breve historia de Asturias” editada en 1986 y luego reeditada en castellano y en bable, las otras tres tienen a la mujer como núcleo central de las mismas. Son Comadres (2001), Gontrodo, la hija de la luna (2005) y la Diosa contra Roma (2008), asimismo la memoria de su licenciatura, la hizo sobre “La condición jurídica de la mujer en la Edad Media”.
Pilar forma junto con sus hermanos, probablemente la familia asturiana más prolífera en escritores, ya que sus hermanos Xuan José, Rubén e Ignacio Sánchez Vicente, son autores de diferentes libros en castellano y bable.
La publicación de “Gontrodo, hija de la luna” en 2005, a través de la editorial KRK ediciones de Oviedo, le valió que la Cofradía Doña Gontrodo, constituida oficialmente ese mismo año, aunque con nombre y actividad desde 1987, le nombrase “Cofrade de honor” en su I Gran Capítulo.




Este reconocimiento lo recibió durante el acto oficial del Capítulo. celebrado el 23 de octubre de 2006 en Oviedo, en el salón Príncipe de Asturias del Ayuntamiento de Oviedo. En dicho acto también fue nombrado Cofrade de honor, el Club de Guisanderas de Asturias.
La amiga Pilar, en su turno de intervención en dicho acto, dedicó unos preciosos ripios a la única Cofradía gastronómica española, aún a fecha de mayo de 2012, compuesta únicamente por mujeres, haciendoles todo un canto en su homenaje. Esta dedicación causó una gran satisfacción tanto a las cofrades a las que iban dedicados, entre las que se encuentra mi cónyuge Estela, como entre el resto de asistentes al acto. Dichos ripios, son:

Como Cofrade de Honor
de esta ilustre Cofradía
y con la venia y permiso
de todas sus Señorías,
voy a decir unas palabras,
más será en forma de rima,
pues la ocasión lo requiere
y nobleza nos obliga.

Permitan que me remonte
más de veinte años atrás,
cuando un club de señores,
amantes del buen yantar,
la Cofradía de los Quesos
tuvieron a bien montar.
Pero ¡Ay! Sólo admitían hombres.

Agrupáronse entonces
ya las primeras consortes
y creo que será justicia
recordar aquí sus nombres:
Ludi, Angeles, Pilar,
Mari Carmen y Eloína.
Amantes y defensoras
del sabor tradicional,
decidieron un buen día,
que, además de quedar
ellas para hacer comidas,
hora era de organizar
una propia Cofradía,
que habrían de legalizar,
tras ardua papelería,
hace un año nada más.

Pero, lo mejor de todo,
es que esta Cofradía
hasta ser legalizada,
sólo era femenina
y tuvieron que quitarlo,
por ser discriminación
que mujeres se juntaran
y no admitieran varón.

¡No se hagan ilusiones,
que se entra por votación!

Cofradías “femeninas”
(no se sientan marginados
que lo digo entre comillas)
fue la segunda en Europa
y es un honor para Asturias
ser la única española.
Por tanto, unas pioneras,
se pueden considerar
por haberse hecho un hueco
en mundo tan singular.
¡Señores! No se confundan:
ni novatas ni novicias.
Estas mujeres que ven,
no son sólo bellas damas,
ni sólo damas de alcurnia,
ni sólo “mujeres de”,
como las gustan llamar.

Son todo eso, por supuesto,
todo eso y mucho más,
pues miren que consiguieron
sin que nadie las creyera
ni diera un euro por ellas.
Algunas no lo veían,
otras pensaban “¡qué lío!”
y hasta hubo algunos casos
en que no quería el marido,
pues decía que los pendones,
perdón, digo, los cofrades
siempre han de ser varones.
Hay que romper una lanza
por esos otros esposos
que animaron y ayudaron,
no pusieron objeción
e incluso se desvivieron
porque saliera mejor.
Uno de ellos fue nombrado
hoy Caballero Honorable ,
esperando que se extienda
entre el resto de maridos
el laureado modelo
y emulen a Luis del Busto
otros cofrades queseros.
¡Por cierto! Verdes de envidia
si miran los pueden ver,
pues nunca su Quesería
reunió tantos invitados
en los años de su historia,
como las chicas juntaron.
La respuesta fue masiva,
es un gran espaldarazo
a esta joven Cofradía
y justo es mencionarlo,
pues este Primer Capítulo
ha sido organizado
con mucho esfuerzo, cariño
y gran profesionalidad
por estas, sus anfitrionas

De ley sería destacar
a Estela y a María Luisa,
que se dejaron la piel
para que hoy, en este día,
lo pasen ustedes bien.
Y nada puedo decir
del honor de compartir
con Carmen y Les Guisanderes.
De ellas ya se ha dicho todo,
también que yo estoy aquí
como autora de Gontrodo...
Más ¿quién era esa mujer?
¿Nos creeremos que era sólo
la concubina del rey,
el descanso del guerrero,
o madre de doña Urraca?
¿Qué escondía la apariencia?
¿Luchadora o resignada?
Quiso terminar sus días
fundando un monasterio
y a Santa María de La Vega
otorgó ese privilegio.
Murió de monja en La Vega
y en su epitafio pusieron
“fue la honra de su patria,
espejo de las mujeres,
de los suyos la esperanza”

Tras su muerte, en su memoria,
allá por el siglo XIII
nacería una Cofradía
que, aparte de usar su nombre,
su lápida y su sepulcro
con celo venerarían.

“No murió Gontrodo,
sino que se ocultó”
reza también su elegía,
y sin duda así había sido,
pues varios siglos más tarde,
mediados el XIX,
su espíritu retornó
reencarnado en cocinera,
incrementando la fama
de las monjas de la Vega.
Vean lo que sucedió,
porque no hubo milagro,
tan sólo ingenio y valor.
Pasó cerca del convento
una columna carlista
dispuesta a asaltar Oviedo,
cuando una monja salió
con un mensaje a su encuentro:
“Dios dijo que al caminante
hemos de prestar consuelo,
y, vive Dios, pena dais
cansados y tan hambrientos.
Si prometéis ser formales,
os invito a pasar dentro,
os daremos de comer
y podéis marcharos luego,
a seguir vuestro camino
que os resta un largo trecho”
Por supuesto, aquellos hombres
vieron la puerta del cielo
y sin dudar la siguieron
y entraron al monasterio.

La Cofradía de Gontrodo
había hecho en los pucheros
el menú que tras este acto
con placer degustaremos:
Garbanzos con bacalao
y espinacas por aquello
de la salsa aligerar:
un plato que en esos tiempos
era el más exquisito,
para pudientes, manjar;
callos picados del cerdo,
con su jamón y chorizo,
al puro estilo de Oviedo;
y, de postre, arroz con leche,
para macizar el cebo.
¿Se imaginan los estragos
en los famélicos buches
de aquellos pobres soldados?

Comieron a reventar
y después vino la siesta
y el susto de despertar..
¡cautivos y desarmados!
pues las monjitas de Dios,
las armas habían guardado
en el ataúd de Gontrodo
y les habían entregado
a las tropas liberales.
Dicen que los cagamentos
envenenaban el aire…

Así, aquel episodio,
quizá sólo un hecho aislado,
fue llamado El Desarme
y por siempre celebrado.
Otras batallas habría
posteriores a la fecha,
lo cierto es que la ciudad
rechazó a los carlistas
y se ganó el “benemérita,
heroica, leal e invicta”

Herederas de este espíritu,
entre monjas y guerreras,
las cofrades de Gontrodo
hoy les dan la bienvenida,
dispuestas a “desarmarlos”
con su encanto, simpatía…
y los platos mencionados.

Pueden echarse a temblar,
pues como habrán comprobado,
son DAMAS…¡DE ARMAS TOMAR!
 
 
Preciosos ripios, cargados de la historia de Gontrodo Petri, de la que toma su nombre y de la misma Cofradía.
 
 
 
 
 “No es posible vivir con estas malditas mujeres, pero tampoco sin ellas”. Aristófanes (450-385 a.C) comediógrafo griego.

1 comentario:

  1. Bonitos ripios, orgullosas estarán las Gontrodo, con una poeta que les hace ese canto.

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