domingo, 6 de mayo de 2012

Grupo de Catas Las Alondras, reunión 03-2012. Organizador Armando Álvarez.

A Armando Álvarez, le toca organizar la tercera cata del año, y lo hace en su línea maestra con la que, a pesar de ser conocida, nos sorprende día a día.


Tercera y esperada cata del año, y es que en las reuniones del “maestro” siempre nos sorprende con alguna novedad, con el toque de elegancia, de distinción y de originalidad que él siempre le da.
En el “Jirafaríu de Don Armando” rodeados de sus peculiares colecciones de jirafas y hongos, que entre las dos es fácil que pasen de largo del millar de piezas, y de cuadros y diplomas que acreditan su larga vida deportiva, social y gastronómica, nos fuimos reuniendo todos los miembros del Grupo.





Fotos como estas, sitas en el Jirafariu, nos recuerdan que los años van pasando.





Las botellas de los cuatro vinos a catar, perfectamente vestidas con papel  de aluminio, que impedían cualquier pista sobre los líquidos que contenían, esperaban en la barra para ser servidas por el anfitrión. Como suele ser habitual en Armando, y él nos lo suele decir al iniciarse las catas, algunos de ellos son fruto de regalos que recibe en sus múltiples viajes a lo largo y ancho de la geografía nacional e internacional, y en esta ocasión no iba a ser menos.








Siete varietales diferentes utilizadas para elaborar cuatro vinos, en tres países diferentes, que formaban un papel de cata original, diferente y muy difícil de ser detectados por los miembros del Grupo, a los que los anfitriones nos ponen cada vez en mayores bretes para poder ubicar los mismos en el amplío abanico vitivinícola mundial.
Vinos complejos, con connotaciones organolépticas diferentes, que produjeron diferentes sensaciones durante su análisis técnico, vinos algunos con narices complejas en algunos casos, con recuerdos para unos en boca y totalmente desconocidos en otros casos, que fueron satisfaciendo de menos a más, según se fueron catando.
Una vez realizadas las pertinentes puntuaciones, calculadas las puntuaciones medias de cada uno de ellas, Armando fue descubriendo una a una las botellas, comenzando las típicas reacciones cuando se ven las marcas comerciales y sus elaboradores.







Los vinos catados, con sus puntuaciones medias han sido:
n      Laudum, crianza 2004, acogido a la DOP Alicante. Su media fue de 2,56 puntos sobre 5.
n      JP Azeítäo, acogido a Vinho regional de la Península de Sétubal. Su media fue de 2,69 puntos sobre 5.
n      Tobía, crianza 2007, acogido a la DOP Rioja. Su media de 3,15 puntos sobre 5.
n      Gran Tierra reserva Merlot 2010, de Chile, sin DOP. Su medía fue de 3,15 puntos sobre 5.








En esta ocasión hubo un empate entre los dos últimos, aunque en el recuento realizado in situ, por error en suma, se había dado como más puntuado al cuarto de ellos, por escasa diferencia con el Tobía.








Acabada la cata, siguiendo el protocolo del matrimonio Álvarez Llavona, subimos a la conocida por todos como “la pecera”, el cenador habilitado con las bellas panorámicas del monte Naranco y el valle de San Claudio. Allí nos esperaba el cóctel diseñado por Armando en honor a Jorge, del que había sido su santoral días antes, y que bautizó con el nombre de “San Jorge”.
Compuesto por champagne rosado, unas gotas de licor dulce, de amareto y de angostura, servido en vaso corto con una guinda roja, se nos sirvió acompañado de un plato de cinco canapés: chorizo a la sidra, tartaleta de bonito con mahonesa y aceituna negra, escalope de ternera macerado, dátil albardado de beicon y brocheta de magro de cerdo, con pimientos, queso y huevo de codorniz.








Tras la pertinente tertulia mientras dábamos cuenta de las viandas con las que habíamos sido agasajados, nos desplazamos al contiguo comedor, cuya mesa vestida de gala, esperaba nuestra presencia, con la minuta  a degustar sobre cada plato, y la agradable sorpresa que la cena iba a ser en recuerdo y honor a ese “genio” llamado Antonio Mingote, fallecido el pasado 3 de abril, y con el que Armando coincidió en alguna ocasión. Las minutas de Armando, marca de la casa, son las que hay que guardar como recuerdo, son únicas y hechas con todo el cariño para la ocasión.








Menú largo y estrecho, que bajo el nombre de “Sensaciones americanas”, nuestros anfitriones nos volvían a sorprender, haciéndolo totalmente diferentes a otros años, y es que es costumbre en ellos repetirnos platos o menús.  Un refrescante “Ceviche peruano de camarones” fue la primer plato degustado.








“Pastel de corvina y verduras” fue la segunda propuesta, del agrado igualmente de todos los presentes, a pesar de las reticencias de Fernando, que no se fiaba mucho del color blanco que se veía debajo del fuerte verde que vestía el pastel.







El “Galeto carioca con guarnición brasileña de arroz griego” elaborado con la materia prima de la Alacena de Colunga, probablemente fuera el triunfador de la noche. Elaborado previa justa maceración a buen golpe de horno, este pequeño pollo, parece ser uno de los platos por excelencia de la gastronomía brasileña, que es consumido en establecimientos llamados galetos, de carácter popular y precios asequibles.








La “Sinfonía de frutas tropicales” a base de papaya, mango y crema de aguacate, fue el final perfecto para un menú, que fue todo un canto a la gastronomía sudamericana y del que disfrutamos con nuestros anfitriones.








Los vinos de la cata, los panes tostados y de queijo, los cafés y los licores, completaron una espléndida velada, en el que se hablo como en todas un poco de casi todo, con repaso a la actualidad inconcebible política regional y nacional, a la situación económica actual y a la dichosa crisis del que aún no se atisba su final,  al deporte y devenir inminente de nuestro querido Real Oviedo y menos del Sporting, y de los próximos eventos que tenemos a la vista, que como siempre suelen ser varios a lo largo del mes.
Entrada la noche nos fuimos para nuestras casas, agradeciendoles a nuestros anfitriones todas sus atenciones, para dejar descansar a nuestro querido "maestro", al que al día siguiente la Cofradía del Colesterol de Avilés le nombraría Cofrade de Honor de la misma, reconocimiento que se viene a sumar a la casi veintena del mismo tipo con el que le han reconocido su talla humana, méritos y larga trayectoria en el mundo gastrómico, otras tantas Cofradías.



La foto de Grupo anual,  es de obligada realización después de la cata en el Jirafariu




FICHA DE CATA DE LOS VINOS:



MÁS INFORMACIÓN. Pinchar enlace:





“La verdadera hermandad no requiere lazos de sangre”. José Narosky (1930) escritor argentino.

1 comentario:

  1. Hola Javier, es la primera vez que entro en tu bloc y estoy alucinada, con mas tiempo lo ire mirando.Mary Paz Felechosa

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