domingo, 19 de febrero de 2012

VIII Edición premios de la Crítica. Año 2011.

El Hotel España de Oviedo, acogió la entrega de los Premios que el Colegio de Críticos Gastronómicos de Asturias correspondientes al año 2011.


Muchas novedades nos tenían reservadas para su gran día el Colegio de Críticos, con las que no contábamos muchos de los presentes. Nuevo lugar de celebración, nuevo maestro de ceremonias, ausencia de patrocinador, salida de uno de sus miembros, entrada de un nuevo miembro, y la rigurosidad de siempre.
Al recibir la invitación para la asistencia al acto, me extraño el lugar de celebración y que en ningún lado apareciese logo o referencia alguna a García Rodríguez Hermanos, S.A. Sobre el primero enseguida relacione, como así ha sido, que era debido a que el polivalente y gran profesional Javier Loya, había asumido la restauración del reabierto hotel. Javier es colaborador habitual del Colegio y en su otro establecimiento en Oviedo, el Restaurante Deloya, sito en el Hotel Santo Domingo, se celebraron las últimas seis galas de los Premios. Para aclarar la segunda extrañeza tuve que esperar a la celebración del acto.
El día 13 de febrero, tendrían lugar el acto de entrega, con los colegiados volcándose en saludar a los múltiples invitados, entre los que cada vez hay más políticos, que se suman a profesionales restauradores, proveedores y distribuidores del sector, representantes de cofradías gastronómicas, aficionados a la gastronomía y amistades diversas. El quórum de asistencia que consiguen los miembros de este colectivo es sencillamente impresionante, y bien harían otras organizaciones en fijarse en su ejemplo.
Al iniciarse el acto, y con todos ya colocados, comienzo a percibir situaciones extrañas. Por un lado no hay cartelería alguna de García Rodríguez Hermanos, S.A. ni de ninguna otra casa comercial; por otra en la mesa presidencia faltan dos de sus colegiados, estando uno de ellos entre el público asistente y el otro insignificante es que la maestra de ceremonias, no es la habitual, sino que es el presentador de la sección del tiempo en la TPA. Algo no llegaba a alcanzar.
Comienza el acto, y siguiendo el ritual habitual, cada miembro del Colegio va glosando la figura del premiado en cada sección, y posteriormente el agasajado recibe el diploma que certifica el reconocimiento realizado.
El premio para el “Restaurante Clásico 2011” fue otorgado al Restaurante Casa Fermín, de Oviedo, cuya historia fue glosada por Eduardo Méndez Riestra. La historia de Casa Fermín se remonta a 1924, cuando Fermín García abre un pequeño bar-tienda en el Fontan, para trasladarse en 1934 a la plaza de la Gesta, dónde abre un bar con bolera, y posteriormente trasladarse, ya en 1948, a la avenida del Cristo, dónde abrió unas instalaciones más voluminosas, con salones y merendero, para en 1983 trasladarse a las instalaciones actuales en la calle San Francisco.
El premio lo recogió Luis Alberto Abascal, miembro de la tercera generación del establecimiento, al que se incorporo en 1978 junto a su esposa María Jesús, nieta de Fermin. Anteriormente desde los años 50 hasta mediados de los 90, lo regento Juan Gil Lus con Ana García, la hija de Fermín. Con Luis Gil a la cabeza el establecimiento obtuvo la primera estrella Michelin que tuvo el Principado de Asturias, y fue pionero en los años 70 de la realización de jornadas gastronómicas, no sólo nacionales, sino también internacionales.



 Luis Alberto, dirigiéndose al público en nombre de todos los premiados.



El premio para el “Restaurante Innovador 2011” recayó en el Restaurante Llamber de Avilés, cuyos meritos fueron glosados por Eufrasio Sánchez. Llamber es un proyecto personal de Francisco Hervas y de su mujer Eva, que abrieron el mismo en el año 2008, en la avilesina calle de Galiana. Francisco, dio un nuevo paso empresarial en su tierra natal, después de una experiencia no muy agradable en Barcelona, que no fue dónde abrió su primer negocio. Antes de empresario, se formó y prestó servicios profesionales en el Marchica de Oviedo, en varios sitios de Londres, en el Bulli con Ferrán Adria y con Sergi Ariola, con el que estuvo en La Broche, en el Hotel Art y en el grupo Sagardi. El premio, en palabras de Eufrasio, lo recibe porque en su cocina de influencia mediterránea se encuentran un impresionante abanico de sabores, y es una cocina sostenible de precio sostenido.
Cabe destacar que en la edición del año 2010, la VII de los premios, el Colegio dejó desierto este premio, al entender que ningún restaurante era merecedor del mismo.
El restaurante El Jornu, de Pancar en Llanes, recibió el premio de “Restaurante heterodoxo”, siendo en esta ocasión José Manuel Vilabella Guardado el encargado de glosar la figura de su amigo Elías Rodríguez. José Manuel veraneante llanisco conoce como pocos la cocina y la idiosincrasia de este restaurante que vio la luz, en la década de los ochenta, cuando Elías decidió dejar su profesión de marino y embarcarse en la aventura empresarial junto a su cónyuge Petri. El premio se otorga al establecimiento con visión positita, estilo, calidad y diferencia, es lo que ha explicado José Manuel que es para el Colegio la heterodoxia, y el Jornu reúne estas condiciones sobradamente. En él tiene su sede la tertulia la “Taca”, tribuna política y cultural de la que el glosador forma parte. Su cocina fue definida como “marina y marinera”.
El premio para la “Sidrería 2011” se fue a Villaviciosa, a la sidrería El Furacu, y su glosador fue Eufrasio Sánchez. Fue fundado en 1930 y su primera ubicación estuvo en la calle el Mercado; en 1977 se traslada a la plaza del Ayuntamiento, más conocida como “el güevu” de manos ya de Vicente, el hijo de sus fundadores Candido y Alicia. 1980 sería el año en que Luis Manuel Naredo, comienza a prestar sus servicios profesionales en el establecimiento, convirtiéndose en su dueño en el año 2000 al coger el traspaso del mismo. Naredo trata la sidra como pocos y su escanciado es de los mejores que se pueden encontrar, en su cocina destacan el pote, la menestra y la raya guisada, en palabras de Eufrasio.




 Naredo, con Folgueras (su izquierda)  y Amable (derecha), alcalde y presidente de la junta local de hostelería de Villaviciosa respectivamente.



Si el reconocimiento a las sidrerías comenzó en la III edición, no sería hasta la IV cuando se abre el abanico de premios y se entrega también al de mejor dulcería. El premio “Dulcería 2011” recayó en la confitería Peñalba, de Oviedo, y su glosador fue Eduardo. Se funda en 1929 con la doble vertiente de café y confitería, en la calle Independencia, pasando en 1930 a los bajos del Hotel Paris, en la esquina de la calle Uría y el Palais, para ya en 1962 pasar a las instalaciones actuales en la calle Milicias Nacionales. Dos hijos de los fundadores, Enrique Álvarez y su hermana, recorrieron Europa a principios de los años 60 en busca de un maestro pastelero, que encontraron en Austria. De nombre Johnan Sirou, revoluciono el panorama confitero carbayon y asturiano, y pronto cobro fama el establecimiento por sus moscovitas, piedras de chocolate y bombones de licor, teniendo entre sus mejores clientes a doña Carmen Polo, esposa de Francisco Franco y primera dama del país. En manos de descendientes de sus fundadores Peñalba sigue siendo santo y seña de la dulcería carbayona.
En esta edición, aunque no se mencionó, no hubo el premio a la “Excelencia” de García Rodríguez Hermanos, S.A. que en otras ediciones había recaído en el SERIDA (Servicio regional de investigaciones y desarrollos alimentarios), en Ediciones Trea, S.A. por la colección de libros “La cocina de una vida” y en la Casería de San Juan del Obispo.
La clausura del acto la llevo a cabo José Manuel Vilabella, que con su prosa habitual hizo las delicias de todos los presentes y nos despejo las dudas que muchos teníamos. Repartió felicitaciones a los premiados, hizo referencia a la galopante crisis que nos afecta a todos e hizo hincapié en que es “tiempo de perseguir la excelencia y ser exigente con nosotros mismos”.
Explicó que la ausencia de Luis Bada, se debía al trágico fallecimiento de su hermano y que Francis Vega, no estaba como en otras ocasiones sentado en la mesa presidencial y glosando a premiados porqué había presentado su dimisión como miembro del Colegio. Igualmente presentó a un nuevo miembro del colectivo, Iván de la Plata, gerente de la firma Fenicia, bien conocido en el mundo de la gastronomía asturiana y nacional. Asimismo anunció que el Colegio ha nombrado “colegiados de honor” a los críticos gastronómicos nacionales Luis Cepeda y Carlos Maribona y a su ex compañero Francis Vega. Sobre el patrocinador de años anteriores no realizó ningún comentario.


Con Iván de la Plata, en el centro y Ceferino Cimadevilla.



Concluido el acto tuvo lugar el vino español habitual, que en esta ocasión contó con la colaboración de Javier Loya, Delicatessen Antonio, Quesería artesanal de Pravia (Rey Silo) y Bebidas Premium. En el mismo pudimos ir saludándonos los múltiples conocidos que nos dimos cita, entre los que como dije estaba lo más granado del sector, así como autoridades políticas de distintos municipios y regionales que acudieron a arropar a los premiados.
Como el año anterior estuve con el genial Ceferino Cimadevilla, presidente de la Asociación de Sumillires de Asturias y con Lluis Nel Estrada y Marino González de Tierra Astur, continuando la velada en la sidrería de estos últimos en Gascona, dónde igualmente se dio cita buena parte de los asistentes al acto. También tuve ocasión de departir con los representantes de la firma patrocinadora de años anteriores, que en esta edición se han visto obligados a renunciar a la misma por las circunstancias económicas, que como a todos nosotros, les afecta de manera significativa.







Mis felicitaciones de nuevo a todos los premiados, a los que ya felicite en persona, y al Colegio por el nuevo éxito obtenido. Son ya ocho ediciones, y en sus premios lucen en las paredes de lo más granado de nuestra hostelería. Casa Conrado, Casa Gerardo, El Balneario, La Maquina, El Asador de Abel, Casa Emburria, Casa Lula, Del Arco, Panduku, Tataguyo, Deloya, Koldo Miranda, La Salgar, El Indiano, Avant Garde, Balbona, La Solana, Los Arcos, Néstor, Los 3 caracoles, La Pomar, Gervasio, Trabanco, Llagarón y Ataulfo fueron los premiados en ediciones anteriores. En dulcerías Camilo de Blas, Pomme Sucre, Miguel Sierra, Balbona y Rialto tienen igualmente la distinción.



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“El éxito no es jamás definitivo, y el fracaso nunca es fatal. Lo que cuenta es el valor”. Lasson, Adolf (1832-1917) filósofo alemán.

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